Muchas veces no vemos con claridad si nuestros actos, palabras, formas de ser o actitudes son "correctas" o "incorrectas" es decir como somos percibidos ante los demás. Y es gracias a esto que surgen la mayoría de los malentendidos.
Si bien la sociedad nos ha marcado lo que es correcto y lo que es incorrecto, esta vez hacemos referencia a las actitudes que tomamos frente a las situaciones a nuestro alrededor y todo lo que conllevan estas mismas.
En esta ocasión identificaremos la actitud de una persona asertiva... y la compararemos de manera personal con nuestra propia actitud:
- Estás esperando en el área de cobranzas para pagar, llevas un buen rato y solo faltan minutos para que llegue tu turno. De pronto alguien se coloca delante de ti y pasa primero que tú. Te enfadas por dentro, pero no te atreves a decirle nada...
- Un amigo te pregunta si puedes ir a recogerlo al aeropuerto. A pesar de que tienes mucho trabajo, le dices que sí porque no quieres que se enoje.
- Llevas tiempo pensando que mereces una calificación mejor en un proyecto por el que te esforzaste y desvelaste muchas semanas seguidas. Sin embargo te pone un 7. Los trabajos de tus compañeros son igual de buenos, pero prefieres y consideras que es mejor dejarlo así.
¿Te identificaste?
En cualquiera de estos casos deberías haber dicho lo que pensabas pero no lo hiciste.
La pregunta del millón.. ¿Porqué?
A veces preferimos omitir y aceptar pasivamente estas situaciones mientras sentimos que somos invisibles, que "no importa", y como perdemos el respeto por nosotros mismos. Pero como dicen, todo tiene un límite, y cuando este se acaba, estallamos de coraje y de ira, lo que nos trae consecuencias peores.
Sin embargo hay una tercera forma de responder y de respetarte bastante más eficaz que la simple pasividad o la peligrosa agresividad. Estoy hablando de la asertividad.
Como mencionamos en la entrada anterior la asertividad es una forma de comunicación que consiste en defender tus derechos, expresar tus opiniones y realizar sugerencias de forma honesta, sin caer en la agresividad o la pasividad, respetando a los demás pero sobretodo respetando tus propias necesidades.
Es el punto medio entre la pasividad y la agresividad, es decir, la forma de llevar las cosas de forma justa pero tranquilamente sin llegar a ser una persona agresiva
l
No hay comentarios:
Publicar un comentario